UNA EXPERIENCIA EDUCATIVA PARA COMPARTIR

Un colegio 'utópico' con un proyecto muy real


Niños del CEIP Manuel Riquelme ALICANTE - ESPAÑA
  • Los alumnos recolectan en su huerto las verduras que venden al comedor
  • El programa está reconocido como Proyecto de Calidad Mundial por la UNESCO
  • El centro lleva ya publicados unos 90 libros en los que desarrolla su método
La primera tarea que llevan a cabo los alumnos del Colegio de Educación Infantil y Primaria CEIP Manuel Riquelme, ubicado en la pedanía alicantina de Hurchillo, es medir los datos de su propia estación meteorológica.

Son las nueve de la mañana y un grupo de niños y niñas de tres años corretea entre los aparatos que miden la temperatura, la humedad y la presión atmosférica. "Para ellos es un juego, es así como se plantea, pero lo interesante es que acabamos la mañana realizando ejercicios de introducción a la estadística, adaptados a sus edades, evidentemente", explica Joaquín Marzá, director de este "utópico" centro educativo, que atiende a 175 niños y niñas.

Y es que el programa educativo del CEIP Manuel Riquelme, reconocido como Proyecto de Calidad Mundial por la UNESCO e integrado en su red desde hace más de dos décadas, era considerado una locura por la mayoría cuando empezó a ponerse en práctica hace 25 años. "Ahora parece que todo esto está de moda, pero te puedo asegurar que las cosas eran muy diferentes cuando empezamos a dar las primeras clases en un salón parroquial en el que ni nos quitábamos los abrigos, del frío que hacía", recuerda Marzá.

Desde entonces, el centro, ubicado en una pedanía de Orihuela que cuenta con 900 habitantes, ha intentado mantener su "esencia", basado en potenciar los valores cívicos y humanos del alumno. Su lema: "piensa local, actúa global".

Educación cívica y ambiental

Así, los estudiantes practican una hora a la semana en una pista de educación vial y recolectan en su propio huerto las verduras que después venden al comedor escolar a través de la cooperativa "La Casita Verde", del que cada niño es socio. La mitad de los fondos obtenidos por la venta se destinan a Unicef. El resto va a parar al alumno. "Aunque se trata de cantidades simbólicas, queremos que sean personas solidarias y emprendedoras en el futuro, que sepan de donde vienen los alimentos que comen y que se tiene que realizar un trabajo para llevarlos a la mesa, un esfuerzo que, eventualmente, se ve recompensado", apunta el director.

Durante el presente curso, para conmemorar el año internacional del cooperativismo, la acción social de los pequeños va a verse reforzada con varios proyectos. Uno de ellos es la elaboración de unos jabones y unos perfumes realizados con las esencias aromáticas de los montes de Hurchilo que, posteriormente, venderán para donar los fondos. En el proyecto, que contará con la colaboración de técnicos, se han implicado también los padres y algunas empresas locales.


El respeto al medio ambiente es uno de los ámbitos en los que el centro está más activo. Durante los últimos años han llevado a cabo iniciativas como una brigada ambiental de padres o una campaña para ahorrar agua en el uso del inodoro. Otra de las iniciativas que pretenden desarrollar ahora es la grabación de un disco dedicado a Félix Rodríguez de la Fuente, cuyas canciones cantarán los niños en el Congreso Nacional de la UNESCO, que se celebra el próximo 5 de junio.

Excelencia educativa

Todo ello en consonancia con la "excelencia educativa" que persigue el colegio y que su director se compromete a alcanzar a través de un contrato que firma con los padres a principio de curso.

El centro lleva ya publicados unos 90 libros en los que desarrolla su método propio para potenciar la competencia matemática y lingüística de los pequeños valiéndose de personajes como Don Quijote, Tirant lo Blanch o el Cid Campeador.

Además, en las clases suena una pieza de música clásica y se discute sobre una obra arquitectónica o pictórica cada semana, se reserva un espacio para el aprendizaje del ajedrez, se organizan jornadas de comida orgánica y hasta un 'Día de los abuelos' ("son los nuevos 'padres' del siglo XXI y ejercen una labor que también tiene que ser reconocida", apunta Marzá).

Educación y valores

El esfuerzo que supone llevar a cabo este proyecto educativo tiene su recompensa. Aunque Marzá reconoce cierta "osadía" a la hora de plantear ideas o llamar puertas ; "el 'no' ya lo tenemos y la respuesta en general ha sido siempre excelente". Así, destaca por ejemplo el libro "El legado del Quijote" en el que han colaborado cinco premios nacionales de literatura infantil y que ha sido dedicado al colegio o la figura de "colaboradores educativos" con los que cuenta el centro, profesionales expertos que participan de forma periódica en charlas y encuentros con los pequeños.

Según añade Marzá "no sé si estos niños y niñas serán cocineros, ingenieros o , pero esperamos contribuir a que sean hombres y mujeres íntegras, educadas y comprometidas con el respeto, la solidaridad y la igualdad". ELMUNDO.ES

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