BARRANQUILLA 200 AÑOS



CUANDO BARRANQUILLA SE VINO ABAJO


Hacia la segunda mitad del siglo XX Barranquilla y el Atlántico en general comenzaron a retroceder en el contexto económico y social de nuestro país. A mediados de los años 60 del citado siglo dejamos de ser la ciudad industrial, comercial y portuaria por excelencia. Ya no éramos los de entonces.

Fueron varios los factores por los cuales Barranquilla perdió su protagonismo económico, entre los cuales cabe señalar los siguientes:

§  El consumo de la producción industrial, especialmente la nacional de productos de uso y consumo se desplazó al interior del país, como Bogotá, Medellín, el Eje Cafetero y Cali, en razón a que eran zonas con mayor poder económico por parte de los consumidores.

§  El país cambio su modelo económico, al propender  por lo que se denominó “industrialización hacia dentro” o “sustitución de importaciones”, cambiando el modelo exportador e importador, por el cierre de la economía en supuesto beneficio de los productores locales.

§  El cambio de mentalidad de la elite empresarial y política barranquillera, un sector de los cuales abandonó la vocación de generación de empresa al preferir la política como medio de enriquecimiento a través de la contratación estatal.

§  El llamado Frente Nacional, acuerdo entre liberales y conservadores para repartirse los cargos públicos por igual, lo cual fomentó la cultura del clientelismo, incluyendo la corrupción en la contratación estatal y la compra de votos como medio para acceder al “favor” popular en las urnas.

§  La emigración de una gran masa de desplazados económicos del “interior” de la Costa Atlántica, los cuales vieron en Barranquilla un espacio de oportunidad económica, proceso este que generó el fomento de barrios de invasiones sin servicios públicos, agudizado la pobreza en la ciudad.  

§  La falta de visión de la llamada “clase política” en pensar más por el departamento que a título personal de sus movimientos y clientelas.

§  Tras de cotudos con papera, ya que ante la pobreza y el clientelismo, se acentuó la violencia.

EL CONSUMO CAMBÍO EN DETRIMENTO DE BARRANQUILLA. Bogotá, Medellín y Cali a mediados del siglo XX comenzaron a contar con mayor población que Barranquilla, e incluso que la Costa Atlántica, a esto se agrega que estas ciudades comenzaron a concentrar mayor riqueza por persona, en razón de disponer de mejores recursos económicos, como fue el caso del café en la región cafetera, la caña de azúcar en el valle del Cauca y de Bogotá por ser la capital de la república.

En contraste, la población costeña reflejo un deterioro de su capacidad de compra. Barranquilla dejo de ser la ciudad del puerto más importante, toda vez que el café, entonces nuestro principal producto de exportación comenzó a ser exportado por Buenaventura (Valle del Cauca), además la desembocadura de Bocas de Ceniza comenzó a tener tropiezos con su profundidad, en razón de la sedimentación del río Magdalena, lo cual dificultaba la entrada de barcos de gran calado.

Barranquilla comenzaba a recibir a mediados del siglo pasado una población de emigrantes venidos de departamentos de la Costa Atlántica, los cuales llegaban con las manos vacía a ver que les daba la ciudad otrora fuente de riqueza. Eran persona con nula capacidad de compra.

Los emigrantes extranjeros de entonces miraban para otras partes del país y de continente. Argentina, Uruguay y hasta Venezuela ahora eran el centro de interés del capital extranjero.

Ante las razones descritas, barranquilla dejo de ser la ciudad para la producción y consumo de nuevas industrias.

SUSTITUYENDO LAS IMPORTACIONES. Los años 50 del siglo XX comenzaron a marcar la llamada teoría cepalina, sustentada en que los países latinoamericanos para conseguir su desarrollo económico independiente, deberían apoyar la producción local, para lo cual se tendrían que colocar altos impuestos a las mercancías importadas, con el fin que para el caso colombiano, la población consumiera productos elaborados por industrias nacionales.

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) fue establecida por la resolución 106 (VI) del Consejo Económico y Social, del 25 de febrero de 1948, y comenzó a funcionar ese mismo año. En su resolución 1984/67, del 27 de julio de 1984, el Consejo decidió que la Comisión pasara a llamarse Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

La CEPAL es una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas y su sede está en Santiago de Chile. Se fundó para contribuir al desarrollo económico de América Latina, coordinar las acciones encaminadas a su promoción y reforzar las relaciones económicas de los países entre sí y con las demás naciones del mundo. Posteriormente, su labor se amplió a los países del Caribe y se incorporó el objetivo de promover el desarrollo social.

La CEPAL tiene dos sedes subregionales, una para la subregión de América Central, ubicada en México, D.F. y la otra para la subregión del Caribe, en Puerto España, que se establecieron en junio de 1951 y en diciembre de 1966, respectivamente. Además tiene oficinas nacionales en Buenos Aires, Brasilia, Montevideo y Bogotá y una oficina de enlace en Washington, D.C. Raúl Prebisch, argentino, se constituyó en el ideólogo cepalino de la propuesta de industrialización por sustitución de importaciones

Los historiadores identifican cinco etapas en la obra de la CEPAL:
  • Orígenes y años cincuenta: industrialización por sustitución de importaciones;
  • Años sesenta: reformas para desobstruir la industrialización;
  • Años setenta: reorientación de los "estilos " de desarrollo hacia la homogeneización social y hacia la diversificación pro exportadora;
  • Años ochenta: superación del problema del endeudamiento externo mediante el "ajuste con crecimiento";
  • Años noventa: transformación productiva con equidad (Ver: www.eclac.org)( http://www.cepal.org/colombia/)
También se apoyaba que empresas extranjeras en vez de vender sus productos vía importación a comerciantes nacionales, se instalaran en nuestro territorio, con lo cual se generaba empleo y se obtenía experiencia de la producción extranjera.

Ante este panorama las empresas extranjeras o nacionales se apoyaban en las regiones con mayor población y mejor capacidad de compra. Esta situación debilitó a Barranquilla y privilegio al llamado “triangulo de oro nacional”: Bogotá, Medellín y Cali, ciudades con población de mayor poder adquisitivo.

CENSOS POBLACIONALES/DEPARTAMENTOS
DEPARTAMENTO
1938
1951
1964
CUNDINAMARCA
1.174.607
1.624.044
2.819.524
ANTIOQUIA
1.188.587
1.570.194
2.477.299
VALLE DEL CAUCA
613.230
1.106.927
1.733.053
ATLÁNTICO
268.409
438.429
713.406
POB NACIONAL
8.701.817
11.548.172
17.484.508

CENSOS POBLACIONALES/CIUDADES
CIUDADES
1938
1951
1964
1973
BOGOTÁ
320.312
648.324
1.697.311
2.855.065
MEDELLÍN
168.266
358.189
772.887
1.100.082
CALI
101.883
284.186
637.927
923.446
BARRANQUILLA
152.348
279.627
448.301
661.920
Las cifras de cencos poblacionales de 1938 a 1973 muestra como tanto a nivel departamental como de ciudades capitales, el mayor número se concentra de lejos en el llamado Triángulo de oro. Fuente: DANE. Censos poblacionales 1938, 1951, 1964 y 1973.  Ver. http://www.cicred.org/Eng/Publications/pdf/c-c9.pdf

Dicha situación llevó a que sectores tradicionales de la industria barranquillera emigraran a las ciudades antes señaladas, por ejemplo, Medellín tomó fuerza con el sector textil, figurando sus empresas estrellas como fabricato y Coltejer hasta hace poco como de las más importantes del país, hasta la entrada masiva a comienzos del siglo XX de los textiles chinos a nuestro país. La industria de plásticos se fue a Cali, así como las de artículos para el hogar y el aseso. En Bogotá se instalaron las empresas de maquinaria, herramientas, automóviles y línea blanca para el hogar (nevera, estufas y demás). 

Se privilegiaron las carreteras al tren, con la cual la Costa Atlántica perdió protagonismo hasta en turismo. El gobierno nacional apoyaba nuevos empresarios que instalaban sus empresas en el centro del país. Barranquilla quedaba a un lado. La Costa entonces comenzó a ser centro de contrabando, ya que por el mar Caribe se movilizaba mercancías que no pagaban impuestos. Surgió la economía informal, la venta ambulante, la desprotección social y el desempleo. Pasamos de ser una ciudad de instalaciones industriales a un centro de bodegas. La otrora Vía 40, la de Celanece, Kiko, Coltabaco, Marisol, Astilleros Magdalena, se convirtió en los años 70, y hasta hace poco, en un lugar lúgubre.

LA ACTUALIDAD
Un estudio de la CEPAL sobre el escalafón global de competitividad departamental, de 2009, teniendo presente factores como: fortaleza de la economía, es decir, industrialización y comercio; infraestructura, lo que significa vías y medios de comunicación; capital humano, educación; y ciencia y tecnología, lo que significa investigadores; y finanzas y gestión público, es decir, cómo se invierten los recursos públicos en la sociedad, EL Atlántico ocupa el quinto lugar, después de Bogotá/Cundinamarca, Antioquia, valle y Santander; aunque casi pisándole los talones Risaralda, Caldas y Quindío. Todo esto significa, que ya no ocupamos ni el famoso 4º puesto que hasta hace poco nos vanagloriábamos. (Ver: http://www.cepal.org/publicaciones/xml/4/41124/LCL3311-P.pdf)


CUANDO SE CAMBIO EL PENSAMIENTO GERENCIAL POR EL DE JEFE POLÍTICO. La corrupción no la inventaron en nuestro país, y menos en Barranquilla, desde los romanos y griegos antiguos, cuando de por medio han existido la realización de obras públicas con dinero de la población de un Estado o país ha habido unos pocos avivatos que se han querido aprovechar de la paciencia y la indiferencia de la mayoría de ciudadanos. 

Pero, a diferencia de una gran masa de extranjeros que llegaron a Barranquilla entre mediados del siglo XIX y comienzos del XX, los cuales venían con ganas de trabajar y salir adelante mediante empresas y actividades comerciales productivas, un sector de la sociedad que se decía de “elite” y de “buenas familias”, se dieron cuenta que el negocio estaba en ser político, para de esta manera contar con poder para decidir sobre la contratación estatal. Este tipo de pensamiento primaba el aprovechamiento del las instancias estatales para enriquecerse, en contraposición de aquellos barranquilleros pujantes para los cuales lo fundamental era destacarse como gestores y creadores de empresas que generan empleo y riqueza. Fue este un cambio de mentalidad de lo productivo a lo corrupto. 

UN FRENTE CLIENTELISTA. Una vez es tumbada la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), liberarles y conservadores hicieron un pacto que llamarían Frente Nacional, consistente en repartirse todos los cargos públicos y contratos. Hasta hace poco para ser empleado público usted tenía que decir si era conservador o liberal. De lo contrario no podía trabajar con el estado.

El FN fue una época en la cual la mayoría de colombianos vivían del estado. Era las administraciones públicas, como Barranquilla y el Atlántico, que para tener agua, luz o teléfono, se tenía que contar con un padrino político que le ayudara a conseguir el servicio. Incluso, si alguien se enfermaba, un político liberal o conservador le conseguía la cama en el hospital.

El Frente Nacional creó la conciencia que el Estado lo daba todo, pero para eso había que votar por el amigo. Y los políticos se aprovechaban de la situación y fomentaron la compra de votos, y con ello la corrupción en las empresas estatales. Las otroras emblemáticas empresas como las Empresas Públicas Municipales, que alguna ocasión fue el ejemplo de nuestra ciudad ante toda Colombia, y la cual se dice que tuvo su época dorada cuando su gerente fue el célebre norteamericano Samuel Hollopiter; la Empresa de Energía y la de teléfonos, terminaron en los años 80 del siglo pasado arruinadas como consecuencia de la corrupción y el clientelismo. Barranquillo antes del celular llego a soportar infartos telefónicos, ya que para que un aparato diera tono, había que esperar más de media hora. La ciudad se vio convertida en un muladar producto de las basuras en las calles.

CRECIMOS SIN SERVICIOS PÚBLICOS. El clientelismo fomentó la invasión de barrios en el Sur de Barranquilla, lo cual motivó la llegada masiva de millares de personas procedentes de otros departamentos de la Costa Atlántica, e incluso del interior del país. Barranquilla creció en exceso y los servicios públicos no dieron abasto. Las calles, arroyos, parques, etc., presentaban un deterioro. La ciudad siguió llamándose la “arenosa” porque sus vías no estaban pavimentadas. El mercado de la ciudad presentaba un panorama como la cualquier ciudad africana. El clientelismo jodió a barranquilla y el Atlántico. Aun persiste, pero por menos existe una población joven que cada vez se educa mejor y es capaz de diferenciar al buen político del clientelista.

El crecimiento desordenado de la ciudad motivo una crisis de servicios públicos, salubridad y falta de empleo. Aún hoy en día el llamado rebusque, la venta ambulante y el trabajo a destajo, son la característica del mercado laboral en el Atlántico.

La situación de los servicios públicos cambió a partir de los años 90 del siglo XX con la privatización de las empresas estatales, la entrada de la tecnología, en especial el celular, la televisión satelital, el abaratamiento de los vehículos como medio de transporte público o privado, la llegada de los grandes almacenes o tiendas de cadenas. 

MENTALIDAD ESTRECHA. Los emigrantes extranjeros que llegaron a Barranquilla entre mediados del siglo XIX y comienzos del XX llegaron con una mentalidad abierta, emprendedora, progresistas, amplia en ideas, solidaria entre amigos, eso influyó para que nuestra ciudad progresara y se abriera al mundo. 

Barranquilla se caracterizó por primero abrirse al mundo que a la Colombia cerrada y andina, la de los páramos y los cachacos. Los barranquilleros de los años 40, incluso, del siglo XX se encontraban en los café y tertulias literarias con extranjeros de diferentes culturas y por ende idiomas. A Barranquilla llegó y se posesionó de ella el célebre profesor ASSA, el fundador del Instituto Experimental del Atlántico y del Instituto de Lenguas. Era este gran personaje un poliglota, y puso su experiencia docente y de idiomas al servicio de los barranquilleros.

Pero a diferencia de los extranjeros emprendedores, la clase política que desde los años 60 del siglo XX ha dominado el acontecer de nuestra ciudad, y con ello sus hijos, estrecharon el pensamiento no más allá de sus feudos electorales. Mientras nuestra llamada clase política se interesa en sus familias y clientelas, bogotanos, paisa y vallunos trabajaban en equipo, haciendo de su gestiones una base para impulsar sus ciudades y regiones, con ello Bogotá fue transformada después de muchos años de abandono, Medellín nunca paro de crecer y llegó a posesionar su marca ciudad, Cali decayó como consecuencia del clientelismo, las ciudades del Eje cafetero avanzaron, Bucaramanga se pasó a nuestra ciudad en el referente industrial.

El político clientelista piensa de manera estrecha, busca beneficios personales y para la clientela que vota por él. El político estadista piensa en todo su entorno social, sabe que presentando resultados contaran con una gran masa de votantes espontaneaos que hace uso de la opinión libre.

UNA VIOLENCIA IRRACIONAL. Finales de los años 70 y mediados de los 80 del siglo pasado Barranquilla vivió en parte la violencia de la llamada “bonanza maribera”, cuando grupos procedentes de los departamentos de la Guajira y el cesar se movilizaron a nuestra ciudad por ser centro de relativo buen urbanismo en el contexto de la Costa atlántica.
Dichos s grupos se enfrascaron unos con otros en las calles de Barranquilla en enfrentamientos a bala, situación que llevó a que los homicidios se incrementaran más allá de las muertes ocasionales o de eso que llaman delincuencia común.

Los finales del siglo XX y comienzos del presente marcaron la época más negra que ha tenido nuestro departamento y su ciudad capital, cuando el paramilitarismo hizo de las suyas.

El portal Verdad Abierta calcula en 1.664 los asesinatos del paramilitarismo en Barranquilla entre 2003 y 2006. Lo anterior significa en cifras escalofriantes, que fueron más de 400 por años y más de 1 por día los asesinatos en el Atlántico en la época del terror paramilitar. Entre las frías cifras, tan semejantes a la muerte, pero no aquella que desfila en Carnavales en la comparsa del Congo Grande con un largo gancho, hubo estudiantes, profesores de primaria y secundaria, docentes universitarios, líderes barriales y comunales, campesinos, investigadores sociales y sindicalistas.

Con todo lo enunciado, Barranquilla no daba para una amenaza de izquierda democrática, ni comunista y menos guerrillera. La ciudad si era, y eso fue, un preciado mercado para la extorsión y la convivencia entre clientelismo y paramilitarismo para asaltar el erario público, como en efecto sucedió. Lo demás, es excusa.

Barranquilla goza de excelente presupuesto público, y con ello la salud alrededor del Sisben y los subsidios de educación, los cuales son inflables para reportar supuestos beneficiarios, se constituían y aún constituyen, en un botín para pelear. Y eso hizo el paramilitarismo organizado de la Costa Atlántica, ir detrás de los presupuestos del distrito de Barranquilla y de los municipios del Atlántico. Para eso había que buscar una coartada, y las AUC las encontraron en la “amenaza comunista.”

Primero llegaron a los municipios del Sur del Atlántico, y después a la joya de la Corona: Soledad, éste último, emporio de la voraz corrupción y el clientelismo que ha caracterizado a esta parte del país. Fue así como les cayeron a los políticos tradicionales, a quienes amenazaron para compartir los presupuestos, incluyendo los contratos de obras. De ahí en adelante, vino el trabajo sucio, el de la excusa, primero acabando  con los “desechables sociales”. Posteriormente a los enemigos personales de los políticos, incluyendo a quienes le debían dinero; luego se dieron a la tarea de erradicar lo escaso que había de la izquierda, y desafortunadamente, a unos pocos pensantes, como fue el vil asesinato de Alfredo Correa de Andreis.

La población del Atlántico se amedrentó, los políticos tradicionales, es decir, los caciques electorales entonces pasaron silenciosamente a compartir la violencia para que no los tocaran, el santoral silencio de la Iglesia y la mirada a otro lado de los medios de comunicación, y por supuesto, la boca cerrada de los faranduleros sectores gremiales tan dados a dar declaraciones y figurar en las páginas sociales.

En todo lo anterior no faltó la complacencia y alianza entre paramilitares y fuerza pública. En una ciudad como Barranquilla, en donde todo se sabe, era imposible que la seguridad estatal no pudiera encontrar a ninguno de los más de 100 pistoleros, si es que no era menos, que azotaron a la ciudad a la brava en medio del aculillamiento de los alegres, pero cobarde población barranquillera. Es que no hubo una sola manifestación, ni siquiera en la izquierda, para decir, nos están matando.

Con una ciudad acobardada por un lado y una clase política y la seguridad del Estado cómplice, el paramilitarismo desde su sede feudal en algún rincón de la llanura cesarence, los presupuestos municipales del Atlántico; las finanzas de Barranquilla, y quien lo creyera, la privatización del predial; los grandes negocios, medianos y pequeños negocios; el mercado de la ciudad; los transportadores; la empresa Colechera y los frigoríficos, etc., fueron tomados a la fuerza como entres rentistas del paramilitarismo. Hasta algunos políticos tuvieron que pagar peajes por sus votos en determinados municipios.  

La toma de Barranquilla por el paramilitarismo fue una acción de economía con distracción política. Pero También, era una toma anunciada, ya que esta ciudad gozaba de recursos económicos, políticos y fuerzas estatales corruptas y cómplices, sociedad civil ausente e izquierda inexistente, finalmente, población dada al goce que se acobarda ante cualquier muerto. 

LA CORRUPCIÓN EN CARICATURA
Cuando se roban los recursos públicos le roban al niños que desea estudiar, al enfermo que no es atendido en un hospital, al soldado que combate la guerrilla, al profesional que no encuentra empleo, al campesino que no tiene tierra, etc. Como vez, la corrupción, o el corrupto, nos roban. Te invitamos a que hagas una ilustración en contra de la corrupción, y entre todos los estudiantes del curso hagan una cartelera para presentarla y colgarla en una de las paredes del colegio.
 

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