REFLEXIONAR PARA APRENDER
Las nuevas habilidades que demandan las empresas
Las buenas notas ya no bastan
Para expertos como el rumano Laszlo Bock, el número dos de recursos humanos de Google, el expediente académico “ha dejado de importar”.
Por: E. TEJEDOR / V. BARREIRA / El País
Expertos mundiales coinciden en que se debe enseñar a los jóvenes a comunicar y analizar. Flickr / Univers beeldbank
Un grupo de graduados en Derecho en California
(EE.UU.) demandó hace unos meses a sus universidades por haberles creado
falsas expectativas laborales. Tras haber invertido en sus estudios
miles de dólares, no lograban encontrar un empleo. El destino para
muchos graduados universitarios, tanto allí como en otros muchos países,
es dedicarse a doblar ropa en algunos grandes almacenes.
“Incluso
nuestras mejores escuelas están fracasando a la hora de preparar a los
estudiantes para el siglo XXI”, admite Tony Wagner, experto en educación
de la U. de Harvard. Esto preocupa en EE.UU., donde la tasa de
desempleo es del 7,4%, y en muchos otros países con tasas similares.
¿Qué es lo que está fallando?
Según muchos expertos, la clave está
precisamente en la falta de adecuación entre la formación y las
necesidades de las empresas. El número dos de recursos humanos del
gigante tecnológico Google, el rumano Laszlo Bock, declaró que el
expediente académico “ha dejado de importar”. Según este ejecutivo, no
hay correlación entre las notas obtenidas y el posterior rendimiento
profesional. Como mucho, anotó, los buenos registros académicos sirven
“para encontrar el primer empleo”. Algo que en cualquier caso puede
tener una gran trascendencia futura. Según el catedrático de la
Universidad Carlos III de Madrid Antonio Cabrales, ese primer empleo
“condiciona el resto de la trayectoria profesional”.
“Lo que
sucede es que el currículum ya no es sólo el expediente académico, sino
el conjunto de habilidades y experiencias adquiridas”, explica Juan José
Dolado, coautor de Propuestas para la reforma de la universidad, un
trabajo del centro de estudios progresista Fundación Alternativas.
Luis
Garicano, catedrático de Economía y Estrategia de la London School of
Economics, resume así las habilidades necesarias para competir en una
economía globalizada: “Saber analizar la información, saber la
estadística necesaria para interpretar datos; poder formular un
argumento; nociones de programación; conocer idiomas y ser creativo en
la solución de problemas”. José García Montalvo, catedrático de la
Universidad Pompeu Fabra, añade a estos requisitos la capacidad de tener
en cuenta los aspectos económicos de cualquier problema.
La
directora de servicios profesionales de la agencia de colocación Adecco,
Susana Sosa, asegura que las grandes diferencias entre quienes buscan
empleo no se hallan en la parte más técnica, sino en las competencias.
Esto es, hay carencias a la hora de trabajar en equipo, liderar,
comunicar y analizar.
Una de las aparentemente más básicas es el
dominio de otros idiomas. “Saber inglés es como saber leer y escribir.
Sin inglés es como si uno fuera analfabeto en la economía global”,
apunta Garicano.
Otra de las habilidades básicas que reclaman los
empleadores y que no parece tan común es la capacidad de exponer bien
una idea. Mike Summers, directivo de la multinacional informática Dell,
reveló al profesor Wagner que la compañía está sorprendida por la
dificultad para comunicarse que tienen algunos jóvenes. Según describe,
estas carencias son notables tanto a la hora de escribir como de
expresarse oralmente de manera clara y concisa.
La relación con
las máquinas será clave en el futuro laboral. “El valor añadido será
hacer algo que las nuevas tecnologías aún no puedan desempeñar”, expresa
el investigador de LSE Carsten Sorensen, para quien el futuro laboral
vendrá determinado por una presencia cada vez mayor de las máquinas en
el espectro laboral.
Los expertos coinciden en que es esencial
mejorar la formación de los jóvenes, de manera que puedan responder
mejor a las necesidades de una competencia marcada por la globalización,
la tecnología y la transformación constante de procesos.
Pero
¿qué es “buena formación”? Para el profesor Garicano, mala formación es
darle al estudiante unos párrafos para memorizar y que él los reproduzca
en el examen. “¿De qué puede servir esto?”, se pregunta. Por el
contrario, “buena formación es investigar el tema y razonar una
conclusión”.
La autora de The Smartest Kids in the World (Los
niños más inteligentes del mundo), Amanda Ripley, sostiene que enseñar a
pensar es la clave del éxito en el futuro, aunque cree que muy pocos
países lo están logrando. Y el investigador de la LSE Carsten Sorensen
asegura que el gran desafío es que los jóvenes adquieran un pensamiento
independiente para que puedan desafiar el statu quo.
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