HISTORIA DE LA BARRANQUILLA INDUSTRIAL
Un estudio de caso
La
industrialización del país bajo el lente de Barranquilla
En
últimos años del Siglo XIX y los primeros XX se comenzaron a construir
ferrocarriles por todos lados. Las carreteras se abrieron paso, dejando a un lado
los caminos de mulas. La navegación fluvial toma forma con busques de
vapor, planchones y remolcadores. A nivel portuario se abrieron paso los puertos
de Sabanilla, Puerto Colombia, Cartagena, Santa Marta y Buenaventura. El país
entró en la ola de la aviación comercial y en la arenosa surgió Scadta que
después fue Avianca.
La Primera y Segunda Guerra Mundial le
permitieron a Colombia que se creara una industria nacional, destacándose los
textiles, plásticos, maquinaria de hierro, artículos para el hogar. Colombia
creó productos y marcas propias, esto gracias a eso que llamamos “desarrollo
industrial hacia dentro”, basado en la
necesidad de producir ante la escases de productos importados como consecuencia
de las guerras y crisis económicas mundiales.
En las anteriores circunstancias
Barranquilla y con ella el departamento del Atlántico irrumpieron en el
escenario nacional y mundial, convirtiéndose en un faro de desarrollo
industrial, comercial y cultural, para lo cual contó con el impulso del Puerto
del Sabanilla desde 1871, lo que se complemetó posteriormente con Salgar y
el famoso Muelle de Puerto Colombia, hasta que llegó el hoy Puerto Marítimo y
Fluvial de esta ciudad en 1936, inaugurado por Alfonso López Pumarejo. Esto,
gracias al enlace de esta ciudad entre el mar Caribe y el río Grande de la
Magdalena.
A través del puerto y el ferrocarril de
Sabanilla
se exportaban productos principalmente agrícolas, como tabaco, quina, caucho,
madera, dividivi, maíz, sorgo, algodón, almidón, semillas de algodón y café, y
se importaba productos acabados como
zapatos, vestidos, telas, maquinaria agrícola, productos de hierro y por
Sabanilla también comenzaron a llegar las primeras fábricas que el país
conoció, especialmente las instaladas en la ciudad de Barranquilla.
El último cuarto del siglo XIX
constituye para Barranquilla el despegue como ciudad industrial y comercial,
ciudad que para 1892 ya poseía la Compañía de Alumbrado Eléctrico y de Acueducto,
lo que le permitió ver abrir y crecer aserraderos, herrerías, imprentas,
carpinterías, sastrerías, camiserías, sombrerías, talabarterías, desmotadoras
de algodón, máquinas para moler café; fábricas de suelas, jabones, hielo, pastas alimenticias,
pegantes, calzado y de cigarros. Igualmente a finales del siglo XIX se comenzó
a sentir la presencia de empresarios extranjeros.
Variedad de extranjeros, con ellos sus
culturas y sus idiomas, dieron para que Barranquilla fuera una ciudad abierta y
libre a cualquier forma de pensamiento y religión. Los ritos
judíos se entremezclaban con las creencias de los protestantes alemanes, los
masones italianos y los católicos neogradinos. Al tiempo que Barranquilla era
una ciudad fenicia en lo comercial, también era el centro de tolerancia y
entendimiento entre varias formas de pensar. La Misión Pedagógica Alemana, la
cual llega al país en 1872 con el apoyo de varios de pedagogos entre ellos a
Carlos Meisel, entró por Barranquilla.
Por Barranquilla se inicia la industria
naviera con apoyo inglés; se montan empresas de pasta con tecnología italiana,
Para 1908 en dicha ciudad habían cerca
de 400 italianos dedicados en su mayoría al comercio y a los oficios artesanales.
Generoso Mancini pone a comer pasta a los barranquilleros, la costa Atlántica y
el país en general con su Fábrica La Insuperable.
Los judíos le dan forma al sistema
financiero del país, este es el caso de
Jacobo Cortissoz quien se alinea con Joseph Helm (hoy es uno de los
bancos más grandes del mundo) y funda la Sociedad
J. Helm & Cía, a través de la cual participan en la constitución del
Banco Barranquilla en 1873, siendo este el segundo banco del país, después del
Banco de Bogotá.
La gran actividad emprendedora de Jacobo
Cortissoz es continuada por su hijo Ernesto, quien participa en la Compañía de
Bocas de ceniza y en la fundación de Sociedad
Colombo Alemana de Transportes Aéreo SCADTA en 1919, que después sería
AVIANCA.
Los sirio-libaneses y palestinos hacen su
aparición en Colombia a través de Barranquilla, se dedica a vender en la calle hilos, peines, polvos para la
cara, perfumes, pomadas, espejos, collares, e imponen el sistema de venta al
“crédito” o al fiado o a plazo. Dejaba la tela y la cobraban por semana o por
mes durante un plazo acordado con el cliente.
Si algo caracteriza la Barranquilla pujante de comienzos
del Siglo XIX hasta los años 60 del XX, antes de la decadencia, es la industria
textil, la cual tiene sus grande comienzos con la Fábrica de Tejidos de Punto de
Arturo A. Aycardi, que cual producía
camisetas de punto y medias sin costura, algo extraordinario para la época,
llegando a emplear en 1910 a 250 trabajadores.
Entre los años 1900 – 1933, Barranquilla era la ciudad
textil por excelencia de Colombia. Fueron los años maravillosos de la era
industrial de nuestra ciudad, muy por encima de Medellín y Cali, e incluso de
Bogotá en algunos sectores.
Pero Si existe una
empresa que refleja el empuje, esta es Textiles Obregón. Dicha empresa nació en 1910, vivió lo mejor de la ciudad.
Los Obregón, familiares de excelente pinto colombiano Alejandro Obregón, son gestores de
banco, empresarios del jabón y aliados del norteamericano Karl Parrish para construir el emblemático
Hotel del Prado, el cual fue inaugurado en 1930, así como la urbanización del
mismo nombre.
Los Santodomingo, bajo la dirección
de Don Mario Santodomingo le imprimen un gran valor industrial a Barranquilla a
través la fundación de Scadta y la Cervecería de Barranquilla. Los
Santodomingo, con Julio Mario, y hoy sus hijos, nietos del patriarca Don Mario,
serían y en parte siguen siendo, propietarios o socios de empresas o compañías
en los sectores aéreo, bancario, financiero, periódiso y revistas, radio y
televisión, astillero, metalmecánico, etc. Es lo que se concoe como elGRUPO
SANTODOMINGOA, pasado de padres a hijo. Julio Mario santodomingo.
Todo esto paso en Barranquilla hasta que la ciudad fue asaltada por polítios ladrones como Name Terán, Roberto Gerleín, Efraín Cepeda y demás. Ha, y el Cura Hoyos y su corte de sudo izquierdistas.
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