“sobre la democracia escolar”



Reflexión democrática: “sobre la democracia escolar”


Cuando decimos que los procesos educativos formales debieran ser espacios y tiempos de democracia, estamos diciendo que debieran ser un proceso autoorganizado en donde el proceso de enseñanza y el proceso de aprendizaje estén caracterizados de manera diferente a cómo acontece en el contexto escolar tradicional.

En este último, las actividades son reguladas por un profesor, que si bien puede hacer el papel de mediador del conocimiento, sigue siendo él quien dirige las actividades y quien dice qué y cuándo hacer las cosas. Por el contrario, un proceso escolar democrático se caracteriza por el hecho de que son los mismos participantes, es decir, los niños y niñas, quienes se autorregulan, son ellos mismos quienes dirigen las actividades educativas, sin duda que con la colaboración de los profesores/as y los otros actores del sistema educativo.

La democratización de los espacios escolares ayuda a no superficializar la tarea educativa, como desgraciadamente ocurre muchas veces en la escuela de corte tradicional. Por el contrario, la intención es ser capaces de vivenciar toda la complejidad que ella encierra. Es necesario convertir los espacios y tiempos escolares en verdaderos espacios de vida cotidiana, pues dicha realidad es en donde aparecen las contradicciones, ambigüedades y paradojas propias de la vida, aspectos estos solapados en prácticas ancladas en el paradigma tecnocrático, que simplifica tanto los procesos formativos que termina haciendo desaparecer la complejidad y riqueza propia de los mismos.

La escuela democrática permite vivir la complejidad propia de los procesos educativos, y no esconde todas las contradicciones a las que hacíamos referencia.

"De qué sirve obtener cantidades prescritas de información sobre geografía e historia, de qué sirve alcanzar la capacidad de leer y escribir, si en el proceso el individuo pierde su alma; si pierde su apreciación de las cosas que valen la pena, de los valores a los que estas cosas hacen referencia; si pierde el deseo de aplicar lo que ha aprendido y, sobre todo, la capacidad para extraer el significado de las experiencias que tenga en el futuro" (Dewey, 2004: 49) Para que ello ocurra, hay dos aspectos importantes a considerar:

§  Libertad para tomar decisiones de forma autónoma.
§  Libertad como el aspecto que hace emerger un espacio de convivencia agradable y fructífera.

Los espacios y tiempos de confianza generados en una escuela democrática es lo que permite una mayor consistencia y duración de los aprendizajes. La confianza, aspecto emocional por excelencia, es una de las características menos valoradas por la escuela jerárquica a la que estamos acostumbrados. De ahí el poco éxito de la misma, pues si nos alejamos de las emociones, si las negamos, estamos negando al sujeto que aprende. Y si lo negamos, nunca se implicará en aquello que queremos forme parte de su formación académica y personal. (Alberto Moreno Doña Universidad Austral de Chile. Valdivia, Chile - http://www.scielo.cl)

Análisis lector:

§  ¿Cuáles son las diferencias entre escuela formal y escuela con espacios democráticos?
§  ¿Cuál es el papel del estudiante en la escuela democrática?
§  ¿Cómo catalogas a tu escuela y por qué?

Escuela Montessori: Más vigente que nunca para la formación de líderes

¿Qué tienen en común Gabriel García Marquéz, Peter Drucker, Yo-Yo Ma y Larry Page?

Por Rafael Ortega Ryberg  http://www.dinero.com  

Todos ellos son exalumnos de escuelas Montessori. Y la lista de exalumnos sobresalientes incluye a Jeff Bezos, fundador de Amazon, Jimmy Wales, fundador de Wikipedia, la afamada chef Julia Child, el rapero P. Diddy, el actor George Clooney, y a la celebridad Jackeline Kennedy-Onassis.

Este método de educación, creado hace más de un siglo en Italia por María Montessori, está construido sobre los conceptos del aprendizaje auto dirigido, las clases mixtas tanto en género y como en las edades de los estudiantes, la colaboración, la creatividad, y la responsabilidad social. Al eliminar las estructuras rígidas de las aulas convencionales, las escuelas Montessori motivan a sus estudiantes a dejarse llevar por su curiosidad, utilizar su imaginación y ver al mundo a través de una amplia gama de posibilidades. El método refleja los principios de una incubadora de innovación, así como del desarrollo del liderazgo. Y la investigación sugiere que una educación Montessori sería un predictor significativo del éxito futuro de líderes potenciales tanto en el mundo de los negocios como en otros campos.

En un artículo reciente, Glenn Rifkin (Korn/Ferry Briefings, Q4, 2013), hace un recuento de varias investigaciones relacionadas con las escuelas Montessori. En un estudio realizado por los profesores Jeff Dyer de Bringham Young University y Hal Gregersen de INSEAD que abarcó a más de 3.000 ejecutivos innovadores en un período de seis años, se estableció que un número significativo de ellos había asistido a escuelas Montessori. En una entrevista realizada por la revista Fortune, Gregersen manifestó que “si observamos a los niños de cuatro años, ellos están haciendo preguntas constantemente y maravillándose por la manera cómo funcionan las cosas. Al cumplir los seis años, dejan de hacer preguntas porque aprenden que sus profesores valoran más las respuestas correctas que las preguntas curiosas y provocativas. Rara vez vemos en los adolescentes la capacidad de hacer estas preguntas. Para el momento en el que forman parte del mundo corporativo, la curiosidad les ha sido extirpada casi del todo”.

Steve Denning, autor y pensador reconocido a nivel global en temas de liderazgo, manifiesta que “que estamos aplicando en Educación el modelo de la fábrica que funciona a través de jerarquías burocráticas, eficiencias y escalabilidad, el cual tiene poco que ver con el desarrollo de la capacidad de aprendizaje a lo largo de toda la vida, que se requiere en las economías modernas. Tener gerentes enfocados en ahorros y eficiencias antes que en crear valor para sus clientes es una filosofía que rápidamente está demostrando su inefectividad. En este sentido, el método Montessori encaja mucho mejor en el desarrollo de las habilidades que las economías requieren”.

En un estudio publicado en el año 2006, los profesores Angeline Lillard de la Universidad de Virginia y Nicole Else-Quest de la Universidad de Wisconsin sugieren que incluso en escuelas públicas Montessori, las que están sujetas a leyes y regulaciones estatales, los logros de los estudiantes son notables. Entre otros, el estudio sugiere que obtienen un mejor desempeño en test estandarizados de matemáticas y lectura, tienen interacciones más positivas con sus compañeros, y se preocupan más por la equidad.

En las escuelas Montessori, el rol de los profesores es particularmente distintivo. En lugar de ser instructores, son facilitadores que crean un ambiente de calma y propósito en el aula y que guían a los estudiantes en su proceso natural del aprendizaje. Daniel Pink, reconocido autor y pensador del mundo de los negocios, considera que el uso del método Montessori es una gran idea para el desarrollo de los ejecutivos en escenarios corporativos. Atributos tales como el aprendizaje auto dirigido, el foco en la solución creativa de problemas, el pensamiento innovador, estudiantes enseñando a otros estudiantes, comodidad con las situaciones ambiguas, la curiosidad, y la capacidad para identificar oportunidades de aprendizaje en los fracasos, son esenciales para el desarrollo del liderazgo. El concepto de agilidad de aprendizaje, la capacidad para desempeñarse bien en condiciones de primera vez, aprender nuevos comportamientos y derivar lecciones de la experiencia, ha recibido mucha atención en el mundo corporativo durante las últimas dos décadas. La investigación respalda ampliamente que la agilidad de aprendizaje es el predictor número uno del éxito de los ejecutivos que son promovidos a nuevos cargos, al igual que con el conjunto de habilidades que caracterizan a los CEOs de las organizaciones. El desarrollo de factores de agilidad de aprendizaje tales como la capacidad para experimentar y ensayar cosas nuevas, relacionarse de manera positiva con todo tipo de personas, la auto consciencia, y la capacidad para sentirse cómodo en la ambigüedad y la complejidad, pueden conectarse con atributos que el método Montessori procura promover y desarrollar en sus estudiantes.

No obstante, la escuela Montessori tiene sus detractores. Al no contar de manera formal con calificaciones, exámenes o tareas, los educadores convencionales argumentan que es difícil evaluar a sus estudiantes. La misma María Montessori enfrentó una gran oposición, incluso por parte del Ministerio de Educación de Italia, antes de poder fundar su célebre Casa Dei Bambini en 1907. Transcurrieron varios años antes que educadores de la talla de Jean Piaget, Erik Erikson, Bruno Bettelheim y Anna Freud se interesaran por sus ideas y estas se expandieran por el mundo. En su visita al continente Americano, María Montessori interesó en sus ideas a personajes como Thomas Edison y Alexander Graham Bell, quienes se convirtieron en fundadores y patrocinadores de escuelas Montessori en los Estados Unidos. En Bogotá, visitó el Gimnasio Moderno y su fundador, Don Agustín Nieto Caballero, implementó sus ideas en el colegio y en su filosofía de enseñanza, al igual que en el Gimnasio Femenino, institución educativa hermana de la que también fue su fundador.

En el mundo de hoy, queremos tener un sentido de propósito y sentirnos realizados con lo que somos y con lo que hacemos. Los líderes enfrentan el inmenso reto de hacer que las organizaciones y las personas sean exitosas como resultado de ello. Para lograrlo, en muchos sentidos quisiéramos ser como los niños Montessori.


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