EL PRESIDENTE NIETO, PRESIDENTE DE RAZA NEGRA
Nieto está en su casa
Por estos días varias notas de prensa hablan de un mulato de
origen humilde, hijo de un buhonero fabricante de mechas de algodón y
una mujer que elaboraba sombreros artesanales, que llegó a ser
presidente de Colombia.
Por: Javier Ortiz
Se trata de Juan José Nieto Gil, quien nació el 24 de junio
de 1804, en Sibarco, entre las poblaciones de Baranoa y Tubará, actual
departamento del Atlántico, y en 1861 ocupo por seis meses la
Presidencia provisional de los Estados Unidos de la Nueva Granada.
El
nombre de Nieto, dos siglos después, aparece nuevamente en la prensa
como era común en el ajetreo político del siglo XIX, porque el gobierno
del presidente Santos decidió hacer lo que nunca se había hecho:
incluirlo en la galería oficial de presidentes de Colombia.
Destacable
la participación del periodista Gonzalo Guillén, quien a través de una
acción popular logró la atención de Presidencia sobre este tema; loable
lo de Santos por resarcir una injusticia histórica. Sin embargo, hay que
estar atentos para que esta acción de reconocimiento no revele otra
forma más del rancio centralismo que fue precisamente lo que hizo que,
ligado a su origen afro y pobre, a Juan José Nieto no se le diera la
importancia que merece.
Hasta el momento el interés del gobierno
es el de trasladar del Museo Histórico de Cartagena el cuadro de Nieto
que el investigador Orlando Fals Borda y Moisés Álvarez Marín —actual
director del Museo— rescataron en febrero de 1984 de su abandono en el
viejo Palacio de la Inquisición, y enviaron al Centro Nacional de
Restauración para su reconstrucción.
Varias cosas deben quedar
claras: el cuadro no está tirado en las mazmorras como parecen sugerir
algunas apresuradas notas de prensa de los últimos días. Desde hace rato
es una de las piezas más importantes de la colección del Museo
Histórico de Cartagena, visitado a menudo por los escolares gracias a
los programas de difusión y formación de públicos que adelanta la
institución. Nieto es una figura de una dimensión mucho más amplia que
la repetición condescendiente de ser “el único presidente negro de
Colombia”.
Además de eso, que no es poca cosa, escribió la primera
novela de la nación y un par de novelas más, la primera geografía
regional del país, un diccionario histórico mercantil en inglés y
español, un texto sobre los derechos y deberes del hombre en sociedad,
fundó el periódico La Democracia y escribió incontables
proclamas políticas en la prensa, combatió con firmeza la epidemia del
cólera que asoló a Cartagena a mediados del siglo XIX, y fue un defensor
convencido, desde los primeros años de la nación, de los principios
republicanos y democráticos.
No se fomenta la lectura en un lugar
llevándose los pocos libros que existen para una distante biblioteca
central; se construye una biblioteca allí.
Por supuesto que Nieto
debe estar en la galería de presidentes. Una replica del cuadro que
reposa en el Museo Histórico de Cartagena, perfectamente puede hacer
parte de esa galería, pero el cuadro original se debe quedar donde está,
donde pertenece, donde es un referente para la región. Para ver si
entendemos de una vez por todas que la bendita nación se compone de
regiones, y que sus símbolos no necesitan hacer una travesía y subir
2.640 metros, para tener dimensión nacional. Nieto es una figura
nacional y regional, y está en su casa.
Juan José Nieto y Mosquera
En su última columna en El Tiempo, Vladdo se hace eco de la propuesta de Gonzalo Guillén para que se rescate la memoria del presidente Juan José Nieto, desconocido en la galería de los mandatarios colombianos.
En efecto, Nieto y Tomás Cipriano de Mosquera derrotaron a
Marino Ospina Rodríguez, lo sacaron de la Presidencia y enterraron la
Confederación Granadina. Sin embargo los dos jefes de la subversión se
respetaban pero no se querían mucho. El 10 de septiembre de 1870
firmaron en Cartagena un tratado de unión y confederación de los estados
del Cauca y Bolívar, y lo suscribieron en términos masónicos: “A nombre
de Dios, supremo gobernador del universo”.
El general Nieto era soberano Gran Comendador de la Logia Hospitalidad Granadina, lo que significaba que estaba por encima de Mosquera. Como el primero era designado del gobierno provisional que presidía Mosquera, no le costó trabajo hacerse cargo del gobierno el 25 de enero de 1861 y lo ejerció hasta marzo de ese año cuando, voluntariamente, ante las nuevas circunstancias, hizo dejación y se lo devolvió al general caucano.
Mosquera, que se sentía el nuevo Bolívar, deseaba revivir la Gran Colombia, extendiéndola a Costa Rica y a otras naciones centroamericanas con la ayuda de nuevas logias masónicas. Pero para eso tropezaba con el poderoso hermano Juan José Nieto. Por eso, rompiendo con la disciplina masónica y apelando al nombramiento que años atrás le habían hecho en Cartagena (con la colaboración del propio Nieto), creó una nueva entidad, la Orden Redentora y Gloriosa de Colombia, la cual estaba autorizada para concederle a él, y solo a él, el grado 34.
Luego a Nieto no lo sacaron de la galería de presidentes por negro sino que debió ser el propio general Mosquera quien lo descolgó. Fue resultado de una pelea entre un aristócrata caucano con un negro de la Costa Atlántica.
El general Nieto era soberano Gran Comendador de la Logia Hospitalidad Granadina, lo que significaba que estaba por encima de Mosquera. Como el primero era designado del gobierno provisional que presidía Mosquera, no le costó trabajo hacerse cargo del gobierno el 25 de enero de 1861 y lo ejerció hasta marzo de ese año cuando, voluntariamente, ante las nuevas circunstancias, hizo dejación y se lo devolvió al general caucano.
Mosquera, que se sentía el nuevo Bolívar, deseaba revivir la Gran Colombia, extendiéndola a Costa Rica y a otras naciones centroamericanas con la ayuda de nuevas logias masónicas. Pero para eso tropezaba con el poderoso hermano Juan José Nieto. Por eso, rompiendo con la disciplina masónica y apelando al nombramiento que años atrás le habían hecho en Cartagena (con la colaboración del propio Nieto), creó una nueva entidad, la Orden Redentora y Gloriosa de Colombia, la cual estaba autorizada para concederle a él, y solo a él, el grado 34.
Luego a Nieto no lo sacaron de la galería de presidentes por negro sino que debió ser el propio general Mosquera quien lo descolgó. Fue resultado de una pelea entre un aristócrata caucano con un negro de la Costa Atlántica.
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