LA FAMILIA SEGÚN LA BIBLIA
Familia I
Matoneo, fueron los ataques que sufrió la ministra de Educación
como consecuencia de hacer cumplir el mandato de la Corte Constitucional
en el sentido de evitar la discriminación en los planteles educativos.
Por: José Fernando Isaza
Hace pocos siglos los jerarcas de la iglesia, cuando surgía
una mujer inteligente, educada, con influencia en la sociedad y que no
se ajustaba totalmente a sus prejuicios, la acusaban de brujería y la
quemaban viva. Hoy se ha atenuado el castigo, por presión de la
sociedad, los jerarcas actuales colombianos solo pidieron que marcharan
contra ella y que se le obligara a cancelar las acciones que buscan
tener una niñez y adolescencia más incluyentes y educadas.
En las
marchas y los plantones se esgrimió el argumento de defender a toda
costa el modelo de la familia bíblica: es entonces apropiado remitirse a
los textos bíblicos para encontrar ese modelo. No sin antes señalar que
reducir el debate a expresiones como “La Biblia es mi manual de
convivencia”, puede tener el mismo valor que si el gobierno griego
dijera que su política exterior y militar es la contenida en la Ilíada.
La
Biblia narra dos creaciones diferentes de la mujer. La primera: “Y creó
Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios los creó; varón y hembra
los creó” (Génesis 1-27). En esta versión los dos sexos tienen la misma
prelación. Sin embargo, pocos párrafos más adelante dice: “Entonces el
señor Dios echó sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le
sacó una costilla y creció carne desde dentro. De la costilla que le
había sacado al hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó
al hombre” (Génesis 2; 21-22). No es casualidad que se divulgue más la
segunda versión, que muestra una prelación, al menos temporal, del
hombre. En la segunda versión los cromosomas masculinos y femeninos
quedan bien mezclados. El primer modelo de familia bíblica es Adán y
Eva. En ella la violencia intrafamiliar fue aterradora, el fratricidio.
Como tenían que “Creced y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla”
(Génesis 1-28) y eran, de acuerdo con la teoría creacionista, los únicos
habitantes, el incesto era el principal protagonista de esta familia
bíblica ejemplar.
Noé y su familia son otro modelo del libro; buen
miembro de familia sí era, pero no puede decirse que era buen vecino,
no les advirtió a sus coterráneos la catástrofe que se avecinaba para
que construyeran barcos. La Biblia lo describe como “Un hombre recto y
honrado y trataba con Dios” (Génesis 6-9). Como padre no es un modelo a
seguir. Por causa de unos malos tragos “se emborrachó y se desnudó en
medio de la tienda. Cam (antecesor de Canaán) vio la desnudez de su
padre y salió a contárselo a sus hermanos” (Génesis 9; 21-22). En lugar
de sentirse avergonzado maldice a su hijo: “¡Maldito Canaán! Sea siervo
de los siervos de sus hermanos” (Génesis 9-25). ¿Será un modelo de
familia un padre tan injusto e irascible?
Lot formaba parte de una
familia cercana al creador. Como vivía en una población en donde la
mayoría de sus moradores tenían opciones sexuales heterodoxas, Abraham
tuvo que interceder directamente ante Dios para que permitiera a Lot y
su familia escapar de su ira. El doble incesto de sus hijas no es
censurado: “Vamos a emborrachar a nuestro padre y nos acostamos con él;
así daremos vida a un descendiente de nuestro padre” (Génesis 18-32).
Las dos hijas de Lot quedaron encintas. Otra familia modelo...
(Continuará).
Familia II
Pretender que la Biblia tenga, en una sociedad laica, una
autoridad superior a la Constitución es igual a la política del Estado
Islámico de afirmar que el Corán es la ley.
Por: José Fernando Isaza
Las familias de los principales protagonistas de la Biblia no pueden tomarse como un modelo a seguir.
José
y sus 11 hermanos: estos por envidia buscan asesinarlo, pero no lo
hacen porque es más provechoso venderlo como esclavo: “¿Qué ganamos con
matar a nuestro hermano y echar tierra sobre su sangre? Vamos a venderlo
a los ismaelitas…” (Génesis 37:26).
David, el rey guerrero, tenía
algunos rasgos de bisexual, es decir, comía de dulce y de sal: “Jonatán
se encariño con David; lo quiso como a sí mismo, se quitó el manto que
llevaba y se lo dio a David, y también su ropa, la espada, el arco y el
cinto” (I Samuel 18-2). David no era monógamo: “David tomó en Jerusalén
otras concubinas y esposas que le dieron hijos e hijas” (2 Samuel 5-12).
No tuvo ninguna restricción para hacer matar a Urías, el esposo de
Betsabé, quien fue su amante y con quien tuvo un hijo: “Pon a Urías en
primera línea, donde sea más recia la lucha y se retiran dejándolo solo
para que lo hieran y muera” (2 Samuel 11-15).
Otro modelo bíblico
familiar, propuesto por quienes atacan la idea de promover la educación
incluyente, es el de Salomón. Es conocida su fama de hombre sabio, rey
riquísimo, constructor del templo que lleva su nombre etc. La Biblia
dice: “Salomón se enamoró perdidamente de ellas; tenía 700 esposas y 300
concubinas” (I Reyes 11-3). El dato puede ser algo exagerado, pero como
saber si ese Dios furibundo de la Biblia hablaba en serio o en broma.
Abundan
otras familias como la de Esaú y Jacob, en donde campean el engaño, la
avaricia. O la de Abraham, con su frustrado filicidio. En realidad es
difícil encontrar el modelo de familia que pretenden imponer los
piadosos enemigos de las cartillas de convivencia escolar.
Se
puede argumentar que los ejemplos anteriores son del Antiguo Testamento,
que en el Nuevo el amor predomina. Sin embargo, es el mismo Dios quien
dicta los textos. Se requiere, por ejemplo, mucha imaginación para
llamar un tratado de amor al Apocalipsis de San Juan.
La familia
modelo, por supuesto, es la llamada Sagrada Familia, pero tiene algunas
dificultades seguirla como ejemplo. Inicialmente consta de tres
personas: el padre, la madre y el hijo, pero el hijo no es el hijo del
padre, y hoy las fecundaciones divinas son extremadamente escasas. Otro
punto es que una familia con un hijo único no cumple el precepto de
crecer y multiplicarse, pues la población disminuiría. Para que una
población aumente, se requiere que las parejas tengan un promedio
superior a 2,3 hijos. Parece que la Sagrada Familia sí tuvo más hijos:
“La gente estaba sentada junto a él (se refiere a Jesús) y le dicen:
«Mira tu madre, hermanos y hermanas están fuera y te buscan»” (Marcos
3-32).
En el Nuevo Testamento se predica una posición inferior de
la mujer: “El varón no tiene que cubrirse la cabeza, siendo imagen de la
gloria de Dios, mientras que la mujer es gloria del varón” (I Corintios
11-7). “Pues el marido de la mujer como Cristo es la cabeza de la
Iglesia” (Efesios 5-23). “Mujeres, someteos a vuestros maridos” (I Pedro
3-1). ¿Es este el modelo de relación hombre-mujer que quieren quienes
marcharon contra Gina?
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