EL FIN DE LOS DINOSAURIOS
El día en que murieron los dinosaurios
Revista Semana
Nueva
evidencia indica que un meteorito por sí solo no causó la extinción
masiva de esa especie. El lugar del impacto fue determinante, y si la
roca hubiera caído 30 segundos antes o después estos animales aún
poblarían la Tierra.
La extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años es uno de los más grandes misterios de la ciencia. Hoy existe consenso en que fue una muerte abrupta y que la causó un asteroide. Pero esa historia es incompleta. El principal interrogante ha sido explicar cómo esta roca espacial pudo acabar con el 80 por ciento de las especies del periodo cretácico, incluidos los dinosaurios que se habían adaptado a vivir exitosamente en el planeta por 150 millones de años. Aunque se trató de un asteroide inmenso, “comparado con la Tierra era equivalente a estrellar un grano de arena en una pelota de boliche”, dice Ben Garrods, biólogo evolucionista y profesor de Anglia Ruskin University.
Pero
nueva evidencia añade piezas al rompecabezas. Y tal vez la más
significativa es que, ciertamente, el asteroide no fue el único culpable
de semejante tragedia. Según recientes hallazgos, el factor
determinante fue el lugar del impacto, un mar poco profundo en la
península de Yucatán, cuyo suelo marino estaba formado por rocas ricas
en sulfuro que al explotar llevaron a la Tierra a un invierno global. Eso significa que de haber caído 30 segundos antes o después habría causado menos daño y los dinosaurios aún estarían aquí. “El asteroide golpeó en el lugar más desafortunado”, dice Sean Gulick, profesor de geofísica de la Universidad de Texas en Austin, uno de los proponentes de esa teoría.
Él y Joanna Morgan, geofísica de la University College London, sostienen haber descifrado el acertijo. “El
asteroide evaporó estas rocas y las lanzó a la atmósfera, y al hacerlo
se liberó tal cantidad de sulfuro que creó una capa que bloqueó los
rayos del sol y sumió a la Tierra en total oscuridad y frías temperaturas”, dice Gulick en el documental de la BBC El día en que murieron los dinosaurios, donde detalla sus investigaciones.
Esta
versión contradice otra teoría que postula que el sol se bloqueó
gracias a la nube de polvo generada por la explosión del meteorito. Pero
según otros expertos eso no habría tenido un efecto de enfriamiento tan
prolongado. “El problema fue que la roca objetivo estaba cargada de sulfuro”, dice Julia Brugger, del Postdam Institute for Climate Impact Research (PIK), autora de otro estudio publicado en Geophysical Research Letters que coincide con los hallazgos de Gulick.
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Para
probarlo, en 2016 Gulick y Morgan se embarcaron en una expedición para
recoger muestras de rocas en el punto exacto donde cayó el meteorito. Se
trata del cráter Chicxulub, que al ser descubierto en 1990 le dio
popularidad a la teoría del meteorito. Esa cicatriz de 185 kilómetros de
diámetro, en parte cubierta por agua y en parte por selva, no había
sido muy explorada en el pasado. De hecho, esta expedición fue la
primera hecha en la parte sumergida y justo en el llamado anillo central
circular que se formó en cuestión de minutos después del choque. La
idea era analizar la composición de las rocas y determinar qué tan
poderoso fue el impacto.
Gulick
y Morgan lideraron un grupo de 30 investigadores de 12 países y
perforaron hasta más de 4 kilómetros de profundidad, a un costo de 75
dólares por centímetro. La inversión valió la pena, pues encontraron el
tesoro que buscaban: el granito que se encontraba a 7,6 kilómetros de
profundidad antes de la caída del meteorito y que luego de la colisión
quedó a solo 4 kilómetros. “Ese fue el gran hallazgo porque ese anillo circular central no pudo formarse de otra manera”. El estudio fue publicado en la revista Science en noviembre de 2016.
Luego
los científicos enviaron las 260 muestras recolectadas durante ocho
semanas a la Universidad de Bremen, donde un grupo de expertos determinó
que probablemente la explosión del meteorito eyectó mas de 10.000
millones de toneladas de sulfatos hacia la atmósfera debido al impacto
en esa cama de rocas de yeso. A partir de ese hallazgo los científicos lograron esclarecer qué pasó en los primeros minutos, días y meses después del evento.
Uno
de los hallazgos es que el meteorito, de casi 15 kilómetros de ancho,
que viajaba a 64.000 kilómetros por hora, se evaporó al tocar el agua. Según
Morgan no hay vestigios en el cráter de esa roca sideral. Otro dato
interesante es que el impacto generó la misma energía de 100 millones de
bombas atómicas. En el momento del choque el asteroide golpeó las rocas
más profundas de la zona y las proyectó con tal fuerza que se formaron
columnas del tamaño del monte Everest, que luego colapsaron hasta el
centro del cráter y generaron el anillo circular de 550 metros de alto que existe hoy.
La caída del objeto creó además una bola de fuego que incineró todo en
un radio de 960 kilómetros. Pedazos de roca derretida habrían llovido
hasta 2.700 kilómetros a la redonda, con lo que agregaron así más
víctimas al desastre. El impacto también dio lugar al más grande tsunami
del que se tenga noticia, una ola gigantesca que acabó con muchas
especies marinas. También surgieron incendios masivos.
Si
bien eso causó gran destrucción en el área del impacto, dichos eventos
no explican por qué murieron también los dinosaurios de otros sitios
remotos como la Patagonia. Una teoría sugiere que la vida en la Tierra
ya estaba comprometida debido a la acción de los volcanes, cuyas
erupciones comenzaron 250.000 años antes del impacto del meteorito.
Estos gases volcánicos habrían cambiado el clima, con ello los
ecosistemas, y habrían generado un ambiente más hostil para estas
criaturas. Ni un meteorito ni los volcanes habrían ocasionado una
extinción masiva, pero juntos probablemente sí, dice la teoría.
Pero
Gulick y Morgan tienen otra explicación y es que al caer el meteorito
en Yucatán se originó la capa de sulfuros que cubrió la atmósfera en
pocos días. Esto ocasionó que los rayos del sol permanecieran bloqueados
y que la temperatura del planeta cayera durante años. Según los
cálculos de Brugger, el termómetro bajó 26 grados, lo que significa que
la temperatura global se mantuvo por debajo del nivel de congelación por
lo menos durante 3 años. Los casquetes polares se expandieron y en esas
condiciones los dinosaurios, acostumbrados a temperaturas cálidas,
padecieron la inclemencia del tiempo. “Ese
enfriamiento permanente causado por las gases de sulfuro fue mucho más
importante para la extinción masiva que los eventos locales como el
tsunami, los incendios y el calor extremo del impacto”, señala Georg Feulner, director del PIK. Las especies que dependían de la fotosíntesis murieron y con ello el alimento de los dinosaurios sobrevivientes. “En
este mundo frío y oscuro la comida escaseó en cuestión de una semana,
primero en los océanos y luego en tierra firme. Con poco que comer los
grandiosos dinosaurios no tuvieron cómo sobrevivir. En cierta manera los que murieron instantáneamente tuvieron más suerte”, relata en el documental la paleontóloga Alice Roberts.
Y
en este punto yace la ironía de esta historia, pues al fin y al cabo no
fue el meteorito ni la intensidad de la explosión lo que ocasionó esa
extinción masiva, sino el lugar de los acontecimientos. “Si el
asteroide hubiese caído unos momentos antes o después, no habría
impactado estas aguas superficiales, sino que habría caído en la
profundidad del océano Pacífico o Atlántico y eso hubiera significado
menos roca de yeso evaporada y menos emisiones de sulfuro”, dice Roberts. Por lo tanto, la nube también habría sido menos densa y la luz del sol habría podido colarse por ella, lo que significa que no habría sucedido semejante desastre.
Este
hecho también muestra una vez más la fuerza del azar y cómo un
accidente como el del asteroide determinó la extinción de los
dinosaurios que hasta el momento habían sido los amos y dueños del
planeta. “Eso es un gran indicio de que la vida en la Tierra es vulnerable”, dice Brugger.
El
planeta solo se recuperó 30 años después. Y la buena noticia es que la
tragedia de los dinosaurios eventualmente significó la gran oportunidad
para los mamíferos. Los científicos encontraron fósiles de un roedor
prehistórico que sobrevivió al asteroide porque en esos años de
oscuridad se alimentó con semillas y no requirió de la fotosíntesis para
subsistir. Esos mamíferos eventualmente le dieron la opción de existir
al ser humano. “En la medida en que la nube se disipó esos animalitos salieron de sus escondites a tomar posesión de la tierra que les quedó como herencia”,
señala el documental. Con los dinosaurios extintos, en el panorama ya
no había tanta competencia y todo estaba listo para que floreciera nueva
vida. Así, la Tierra se llenó de mamíferos de todos los tamaños y
formas. Y como dice Roberts, “si no hubiera sido por ese asteroide, los seres humanos no estaríamos aquí”.
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